La incertidumbre y la especulación están provocando el aumento de costes y la falta de suministros
PIMEM ha señalado que Baleares sufre mucho más las consecuencias debido al factor de insularidad
Toni Garí: «El Govern debe apostar por la industria, porque ofrece 12 meses de trabajo cualificado»
Construïm advierte de la pérdida de recursos económicos en materia de innovación en Baleares
Las consecuencias del frenazo económico e industrial derivado de la pandemia están dejando un panorama que preocupa a empresas, patronales y consumidores. Una situación que provoca un aumento de los costes de producción, un encarecimiento de los precios finales y una falta de suministros. Así, la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Mallorca (PIMEM) ha advertido de que la incertidumbre en el sector y la especulación son los principales problemas.
«Hay obras paralizadas por el aumento de costes y los promotores no quieren empezar determinados proyectos porque no saben con seguridad cuándo recibirán los materiales que necesitan», ha explicado el presidente de Construïm, Toni Garí. Como ejemplo, ha señalado que determinados productos químicos tardan una media de una mes en llegar. Esta inseguridad ha provocado hasta ahora «un encarecimiento del precio de los materiales de un 50%». Garí ha advertido en diversas ocasiones de las consecuencias de no contar con una industria propia. También ha destacado que hace falta apostar en innovación y que el camino a seguir es el que está marcando Macrón en Francia.
Si bien se espera que la situación comience a revertirse durante el segundo semestre de 2022, es muy probable que no se estabilice hasta finales del año que viene o principios de 2023. La cadena de producción se ha reactivado y la de suministro se está poniendo en marcha. Sin embargo, la principal crisis en estos momentos es la de los semiconductores, cuya oferta es incapaz de suplir la amplia demanda. Una coyuntura que sobre todo afecta a Europa, pues no cuenta con fábricas propias. Además, hay que sumarle a esta problemática el factor especulativo que ha provocado unos sobrecostes en muchos casos surrealistas.
«Sabemos que hay empresas que no actúan con la celeridad con la que deberían. Esto, sumado a la informaciones que tenemos, nos lleva a pensar que hay un interés por recuperar el dinero perdido durante la pandemia. Existe una intencionalidad en el aumento de costes que estamos viviendo», ha explicado el vicepresidente de PIMEM y presidente de la Asociación de Distribuidores de Productos Petroleros, Rafel Matas. En este sentido, ha remarcado que dicha especulación también afecta al coste de la energía. Además, ha hecho hincapié en que Baleares «sufre mucho más» a causa del factor de insularidad. «Por eso hemos pedido tantas veces la puesta en marcha del Régimen Especial (REB)».
Una cadena de producción más cara
Según PIMEM, el sobrecoste no se debe a un único eslabón de la cadena, sino que es a causa de todos. Las materias primas se han encarecido y también el transporte, cuyos precios varían de una semana a otra y provocan «demasiada incertidumbre». Un contenedor por el que ahora se pagan 7.000 euros puede costar en el siguiente envío 15.000. No hay una estabilidad ni una seguridad de que lo que has pagado hoy será lo mismo que pagarás mañana. Es una situación que va mucho más allá de las habituales fluctuaciones del mercado, pues las diferencias de precio son desorbitadas.
«El coste de los fletes ha subido tanto que a veces los clientes retrasan los pagos hasta que ellos han cobrado. Esto afecta directamente a nuestra tesorería y ha provocado que algunos compradores decidan no importar y compren a proveedores mayoristas que tienen la mercancía en grandes almacenes», ha detallado la delegada comercial de TVS SCS Internacional Freight y asesora en logística internacional de PIMEM, Maria Canals. Es destacable que el sector del transporte también está sufriendo su propia escasez debido a la alta demanda. Y es que se dan situaciones en las que no hay suficiente espacio en los barcos para toda la mercancía, lo que en sí retrasa los envíos y los encarece.
«Hemos de pagar a 30 días a las navieras, mientras que nosotros sólo refacturamos en el momento en el que se entrega el producto al cliente. Pero dicha entrega puede tardar entre uno y dos meses, así que hay un desajuste de 60 días entre que pagamos y cobramos. Encima, hay ocasiones en las que ni pagando pueden embarcar tu mercancía, lo que demora todavía más la entrega y el cobro», ha concluido Canals.